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El Concepto del Líder Servidor

Zhang Ruimin, CEO de Haier, Fabricante China de electrodomésticos, poseedora del 14% del mercado mundial, se inspiró en el pensamiento de la Dra. Danah Zohar. Introdujo el concepto del Líder Servidor y transformó una organización de 70 000 personas en “una plataforma de emprendedores”. Es quizá uno de los casos más importantes de transformación de empresas. Puedes ver más sobre este caso en este reportaje de expansión

La inteligencia racional, y la inteligencia emocional no bastan para los tiempos complejos, volátiles e inciertos que nos toca vivir. Es preciso entender que significa y como acceder a la inteligencia espiritual. 

Para dar alma a las empresas y la economía es fundamental comprender dos conceptos fundamentales la inteligencia espiritual y el concepto de líder servidor. 

Podrás encontrar una excelente introducción a estos conceptos en el siguiente texto…

 

Tomado del libro Inteligencia Espiritual de Danah Zohar

 

En los negocios y en la mayoría de las actividades humanas, el concepto de líder servidor une servicio y significado. La primera noción de esto apareció publicada por el americano Robert Greenleaf en los años ochenta. Los pensadores norteamericanos lo describen como un líder con conocimiento de los valores profundos a los que sirve conscientemente desde su puesto de mando. Pero en el mundo americano de los negocios, los valores profundos están relacionados con asuntos como excelencia, satisfacer el potencial propio y permitir hacerlo a los demás, éxito, calidad de productos y servicios y afán de crecimiento imparable. En contraste, acorde con el espíritu del humanismo oriental, los valores tradicionales de Oriente se centran en asuntos como compasión, humildad, gratitud, servicio a la propia familia y al hecho de ser uno mismo. 

En un sentido oriental, y en el sentido que uso esta palabra, un líder servidor sirve a la fuente esencial del sentido y los valores. Se pone en sintonía con las fuerzas vitales básicas del universo y, al servirlas, naturalmente sirve a sus colegas, su empresa, la sociedad en general. Las grandes figuras del siglo xx que son o fueron líderes servidores en este sentido incluyen al Mahatma Ghandi, la madre Teresa y Nelson Mándela. Todos ellos han sido grandes líderes espirituales así como servidores de sus sociedades. Todos ellos «elevaron el nivel» del juego del sentido, la moral y el servicio. El Dalai Lama es otro ejemplo de un liderazgo semejante, y por esa razón inspira no sólo a los tibetanos y los budistas sino también a amplios sectores de la humanidad.

Usar nuestra Inteligencia Espiritual (IES) significa transformar nuestra conciencia, descubrir capas más profundas de nosotros mismos.

ENTONANDO NUESTRA CANCIÓN

Hace unos años yo participaba en una reunión de la UNESCO en Tbilisi, la capital de la conflictiva república de Georgia que formó parte de la Unión Soviética. La reunión tenía lugar en un moderno hotel de estilo occidental que contrastaba marcadamente con la destrucción, el hambre y la desesperación que reinaban en las calles. 

Una noche nos llevaron a un teatro. Los georgianos querían mostrarnos su rica cultura, los restos de un pasado soberbio y pujante. 

Había manchas y grietas en el techo. Las paredes estaban llenas de agujeros donde el yeso había saltado por las bombas y los morteros. El único indicio de las obras de arte que otrora habían decorado esas paredes eran borrosas manchas en la pintura agrietada. La luz eléctrica era pobre porque los generadores averiados sólo podían dar un poco de luz. No había aire acondicionado y la temperatura era bochornosa.

Cuando apareció la orquesta, los músicos con las camisas blancas desplanchadas y los trajes desaliñados, la música sonó claudicante y sin espíritu. No podían elevar su actuación por encima de la depresión general de la ciudad. El público se aburría y unos cuantos, yo incluida, nos dormimos. La tortura de estar allí sentados nos pareció interminable. Luego, de repente, se produjo un cambio de ambiente.

En medio del escenario apareció un cantante elegantemente vestido de gala; era Zurab Sotikilaba, un georgiano famoso y actualmente tenor de la famosa Ópera Bolshoi de Moscú. Actuaba de artista invitado en su ciudad natal para honrar a los huéspedes de la UNESCO. Aspiró hondo y se lanzó a un torrente de melodiosos sonidos, empezando con arias de Verdi y terminando con canciones tradicionales de Georgia.

A medida que cantaba, el teatro recobró los ánimos. La voz parecía no salirle de la garganta, sino de alguna parte del pasado remoto de Georgia. Ciertamente de algún lado del subconsciente colectivo vinculándolo con el sufrimiento y la tragedia del presente georgiano. Fue un cauce que insufló energía y esperanza a la orquesta y el público. En suma, su voz estaba llena de vida. Era el alma en acción cumpliendo con su papel de transmisor de los significados profundos para colocar el presente en un contexto más amplio y más rico: una poderosa inyección de inteligencia espiritual. 

La actuación del tenor georgiano simbolizó para mí lo que todos debemos hacer para elevar el nivel del sentido el valor. Cada uno debe cantar su canción. Por medio de nuestros recursos más profundos y nuestra inteligencia espiritual, todos debemos acceder al nivel más profundo de nuestro ser verdadero y sacar de esa fuente la «música » única que cada ser humano puede aportar.

Utilizar la ÍES no será nada fácil. Hemos olvidado muchas capacidades que dan sentido a las cosas. Nuestra cultura es espiritualmente pobre en el sentido literal: no tenemos un lenguaje adecuado para expresar la riqueza del alma humana. Palabras como «amor», «alegría», «compasión» o «gracia» aluden a mucho más de lo que podemos expresar. Usar nuestra ÍES significa transformar nuestra conciencia, descubrir capas más profundas de nosotros mismos. Nos obliga a encontrar una base en nuestro propio ego desde la cual recuperar un sentido que nos trasciende. No será tarea fácil para la gente acostumbrada a seguir paso a paso, mecánicamente, recetas de perfeccionamiento.

Todos debemos acceder al nivel más profundo de nuestro ser verdadero y sacar de esa fuente “la música” única que cada ser humano puede aportar.

Por favor comparte tus ideas y aportaciones a este respecto.

Marcial Quintanar

 

Investigo y difundo nuevas formas de organizar el trabajo existentes en el mundo, para ayudar a quienes quieren, realmente, poner las personas al centro de las organizaciones.

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